En cierta ocasión, era una tarde soleada para Zeus en la antigua Grecia ... cuando de pronto divisó a la bellísima Alcmena, esposa del rey de Tirinto, Anfitrión. Éste rey se hallaba prácticamente todo el tiempo en guerra (Regla N° 1 esposos: no estar prácticamente todo el tiempo en guerra), razón por la cual, obviamente, pasaba mucho tiempo ausente de su hogar.
Zeus aprovechó estas "circunstancias" y muy astuto él adoptó la forma del mismísimo Anfitrión, y con el fin de tener intimidad con Alcmena, le hizo creer que era su marido que había vuelto de la guerra, digamos antes de lo planeado. De ese modo pudo disfrutar del amor de la doncella durante varios días.
Sin embargo, cuando el verdadero Anfitrión regresó de la guerra, Alcmena se dio cuenta que ya estaba embarazada y pues ... no de su marido, sino que había sido engañada por el propio Zeus (claro, ¿por quién mas?). Sincera y valiente, le contó a su marido todo lo que había pasado, éste en un principio no le creyó y pensó en castigarla, pero entonces el propio Zeus intervino y el muy descarado le hizo entender a Anfitrión que debía sentirse honrado porque su mujer iba a tener descendencia olímpica! (este Zeus .......... !! ) .
Finalmente meses después Alcmena dio a luz a dos niños, uno de ellos se convertiría en el héroe más grande del mundo helénico: Heracles, más popularmente conocido por todos ustedes como Hércules.