Troya era dura, dura de doblegar; a pesar de haber pasado tantos años, no podían tomar la ciudad, así que los griegos se reunieron en asamblea y decidieron hacer lo que mejor sabían hacer: consultar el oráculo. Éste les arrojó varios datos pero el más importante para ellos era saber que tenían que ir en busca de las flechas envenenadas de Filoctetes, amigo de Hércules, pero les contaré que eso no iba a ser nada fácil, porque Filoctetes fue abandonado por los griegos cuando una serpiente le mordió el pie y la herida comenzó a oler de manera insoportable, así que no se hicieron de problemas y lo dejaron en la Isla de Lemnos. Ulises decidió ir a buscarlo, ustedes saben, el era el más diplomático, el que le caía bien a todos, siempre encargado de "convencer" a la gente. Filoctetes no quería desprenderse de las armas que durante diez años habían sido de vital ayuda para sobrevivir. Pero lo cierto es que finalmente Ulises consiguió las armas de Hercules y regresó a Troya junto con Filoctetes.
Cuando llegaron a Troya, Filoctetes fue curado por Macaón y el mismo Apolo, quien adormeció al herido mientras Macaón cortó con el cuchillo la carne muerta y desinfectó la herida con vino, luego Asclepio le aplicó una planta secreta, convirtiéndose en el primer mortal del que se narra una intervención quirúrgica con anestesia (interesante ¿no?)
Y fue cuando Filoctetes en combate hirió de muerte a Paris, la Ninfa Enone quien fue su esposa hasta antes de que conociera a Helena pudo salvarlo pero ... claro, adivinaron! ... no lo hizo en venganza por el abandono de éste y lo dejó morir, luego ella se suicidó. Así pasan las cosas chicos.
Priamo entonces fue testigo de la muerte de dos de sus hijos, pero Troya seguía sin caer en manos griegas.
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