Chicos, aquí les voy a contar un episodio poco conocido que sucedió en el trayecto a Troya antes de entrar de lleno en la guerra.
La joven Ifigenia era hija de Agamenón y su esposa Clitemnestra, que a su vez era hermana de nuestra bella Helena.
Cuando la flota griega llegó al Áulide, al borde del Helesoponto, empezó una tormenta de aquellas, probablemente generada por Afrodita o alguna otra deidad hincha de los troyanos, impidiendo a los guerreros cruzar. El tiempo iba pasando, la tripulación se iba desesperando, la comida se iba acabando y las energías se iban agotando ... entonces los griegos decidieron consultar al adivino Calcante, quien les dijo que la diosa Artemisa estaba recontra molesta con Agamenón porque él había cazado uno de los animales consagrados a ella y no se lo había ofrecido en sacrificio, por lo tanto, anunció que la única manera de revertir la situación sería nada más y nada menos que sacrificando a su hija Ifigenia.
La idea por supuesto llenó de espanto a todos, sin embargo, Agamenón, muy práctico él, le escribió a Clitemnestra pidiéndole que enviara a Ifigenia para convertirla en la esposa de Aquiles. Cuando la muchacha se presentó ante su padre, fue llevada al altar para ser sacrificada pero cuando la espada estaba a punto de de caer sobre su cuello, la diosa Artemisa se compadeció de ella y cambió a la doncella por una cierva.
Ifigenia fue trasladada a Táuride, donde la diosa le encomendó la tarea de sacerdotiza. Mientras tanto los vientos cesaron, la tormenta se calmó y los griegos continuaron camino hacia Troya.
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