lunes, 8 de abril de 2013

51 - LOS AMORIOS DE ZEUS - ZEUS & IO

Io era una linda jovencita, ella como muchas otras doncellas era sacerdotiza en el templo de Hera, ubicada en la ciudad de Argos. Una noche Io tuvo un sueño muy extraño, soñó que recibía de alguna manera, la orden de trasladarse al lago de Lerna, y unirse a Zeus. La muchacha consultó a los Oráculos y ambos aconsejaron cumplir con el sueño para evitar el castigo divino (Mira tu pues!). Asi fue como Io obedeció y se unió a Zeus (Lo que diga el Oráculo, señor!)

Sin embargo la sagaz Hera comenzó a sospechar que su marido estaba teniendo amoríos ... nuevamente ... con una mortal. El astuto Zeus, que no tenía la intención de renunciar a su romance con Io, la envolvió en una nube mágica y la transformó en una vaca, si! en una vaquita blanca y delicada, de manera de poder eludir a la ira de Hera.  

Pero la gran diosa no era ninguna tonta, y no tardó mucho en sospechar que su marido pasaba demasiado tiempo con la dichosa vaca. Así que le pidió a Zeus que le ofreciera como regalo tan espléndido animal, que seguramente le proporcionaría leche fresca en el momento que ella quisiera. A Zeus no le quedó otra que  cumplir con los deseos de su esposa y le entregó a Io (bajo la forma de la vaca). Hera rápidamente, se encargó de llamar al monstruo de cien ojos llamado Argos para que vigilase día y noche todos los movimientos de la vaca. Pero Zeus estaba muy afligido por la suerte que había corrido su amante, entonces pidió a Hermes que adormeciera al monstruo guardián haciendo sonar una apacible melodía con su lira.

En cuanto el monstruo se durmió, Zeus sin pensarlo dos veces lo decapitó y liberó a Io. La ira de Hera, quien no se perdía de nada desde el Olimpo, se desató sin piedad, pero había un problema para ella ... y era que no podía enfrentarse directamente a su marido ni al hijo de éste, Hermes. Entonces envió un insecto gigantesco para que picase de muerte a Io, a la que no le quedó otra que salir trotando, intentando de cualquier manera alejarse del horrible insecto. 

Así fue como Io convertida en vaca llegó a Egipto atravesando el mar Jónico (que lleva este nombre en su honor, ya que deriva de Io, Jo). Más adelante, en Egipto, dio a luz a Epafo, fundador de la ciudad de Menfis.



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